Sólo dura dos días pese a los 29 jornadas de trabajo montando los decorados. Es el tiempo que se necesita para que el Parque de Nuestra Señora del Rosario se convierta en la verdadera aldea de Belén. Tiempo y mucho trabajo detrás para que en el Arroyo Paeque a su paso por la Casa de la Cultura haya pescadores y lavanderas. Un parque con patos, ocas, ovejas, caballos, terneros y gallinas. Un lugar donde ver oficios casi en desuso como hilanderas, tejedoras y hasta un ángel en un árbol.